La Navidad en escala de grises

La luz que incide sobre lo que existe es atrapada por nuestra retina. Pero,…acaso no seremos nosotros los atrapados por haces de colores que tiñen la realidad según el diseño que de nuestra vida nos quieren hacer.

La fiesta se pinta de color, uniformes llamativos, adornos rebozados, encuentros
gritados, venta de sueños, trileros legales que hacen del otro un botín a conquistar
sin siquiera mostrar donde quedó la bolita, cancionero subliminar que despierta
emociones íntimas para el mercadeo de ilusiones,…todo es bonito, decorado preciso
para el muestrario de apariencias…el color plastificado para captar, retener, secuestrar
a la mirada desprevenida que solo paseaba…

La paleta de colores que la naturaleza nos ofreció es amplia y desinteresada, estuvo
ahí desde siempre para ser contemplada, con mirada serena, con mirada relajada para
comprender su mensaje, con mirada atenta y crítica para ir más allá del continente y
descubrir el contenido.

El color en la naturaleza es una invitación a un viaje, para, entrecerrando nuestros
ojos, reducido todo a una escala de grises, contemplar las líneas, las texturas, los
tonos y los volúmenes que conforman la estructura que sostiene la vida, y abriendo de
nuevo nuestra mirada respirar profundamente el color de la existencia.

La línea de una mirada, la textura de una caricia, el tono de un susurro, el volumen
de un abrazo…son tantas las metáforas que podrían cimentar nuestra existencia, son
tantas las pinceladas sinceras que podrían colorearla.

Por qué no ver la Navidad en escala de grises…