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Navidad ¿de película?

Caminaba solo, su amor propio quedó perdido al doblar una esquina, altavoces de
luz proclamando felicidad borraron su sombra, villancicos escondidos en portales
cerrados agriaron su corazón,…su mente giraba, torbellino recurrente que le llevaba
a la sima,…sólo caminaba. Personas sin rostro y colores difusos pasaban a su lado,
parecían mirarle,…no le veían.

Buscaba solo, una mirada, un motivo, un asidero en su mente, un resquicio por donde
escapar, un buen recuerdo quizá…el vacío respondía. Sólo buscaba…un solo camino
aparecía…

Una voz se acercó, ¿tiene fuego, acaso un cigarrillo? Giró su cabeza, también su
alma. La voz le miró, y los ojos le sonreían…gracias caballero, Feliz Navidad,… y le
vio retirarse a su castillo de cartón, con cimientos de soledad construido y acantilados
de pasos anónimos a su alrededor.

Continuó caminando, gratitud por compañera. Un invisible le vio, gracias a usted
señor, le había dicho como adiós. Era alguien, aún ocupaba un espacio, sitio que otro
no podía llenar. Una escala descendía hasta su conciencia. Su autoestima, su sombra,
su corazón arriba asomaban…, desconfiaba, equilibrio inestable en el ascenso, vientos
que atrapaban, mucho lastre por soltar…tres o cuatro peldaños…poco quizás, pero un
comienzo…

No fue un ángel en prácticas quien le habló, ni él James Stewart, ni Frank Capra
medió…sólo dos soledades encontradas en lo “invisible”, agradecidas, porque a pesar
de todo quizás pensaron “…bello es vivir”.

Necesidad del otro para ser yo, tal vez un nosotros.

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Navidad contada

Contaban nuestros mayores que cuando jóvenes pasaron miedo, y hambre. Casi
no había de nada. “Casi”, porque el hambre y el miedo llevaban a la solidaridad,
las personas estaban unidas por fuertes lazos, compartían alegrías y tristezas, y se
comprendían, porque sus vidas corrían paralelas y entreveían un mismo futuro. Las
casas eran de puertas abiertas al igual que sus vidas. La intimidad y la individualidad
no eran tales, no porque estuvieran expuestas, sino porque las posibilidades al ser
las mismas ó las únicas, hacían que los pensamientos, sentimientos y anhelos fuesen
únicos, y, por tanto, conocer lo que uno mismo pensaba, sentía y anhelaba era
conocer al también al otro,…por eso los silencios eran naturales, las miradas decían,
las sonrisas no eran equívocas, y aunque la penuria era profunda la alegría florecía
con el abono de coraje y ganas de vivir.

Trabajaban de “noche a noche”, porque después de recorrer oscuras leguas para
llegar a la tierra que prometía jornal y sustento, una vez iniciada la tarea que el
manijero asignó, entonces el sol aparecía recortando siluetas imposibles,…cuando
el sol ya estaba oculto, sombras en pie caminaban oscuras leguas para regresar a
la casa que prometía cobijo. El cansancio ensombrecía los rostros, el futuro era otro
amanecer oscuro, un trago era un placebo para vislumbrar posibilidades, que se
desvanecían al último sorbo…pero los calendarios señalaban fechas deseadas.

La Navidad removía ilusiones, era un tiempo de encuentro, las reuniones surgían,
sincera alegría manifestada en rostros rejuvenecidos, la espontaneidad llamaba a las
puertas, humildes comidas se servían,…villancicos cantados a coro unían, no había
diversas parcelas que abonar, todo era uno,…soledades se acompañaban.

La vida era dura, pero sencilla…quizá de ahí la alegría, porque lo vivido era real, se
sentía.



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Navidad sin capas

Navidad sin capas

Alguien me capturó, hace mucho…

Alguien me encontró, no hace tanto, ¿me rescató?

Me trasladó a esta oscura sala de espera. No estoy sola, lo sé. Otras llegaron antes.
Desfilamos. Alguien nos observa. Me detienen, me aumentan, me ridiculizan, me
voltean, me etiquetan, me marcan, ¿me salvan? Otras se perdieron…

Me extraen una prueba, me duplican, algo que no soy yo pero idéntico a mí ha sido
creado, me exponen ante focos cegadores, me esconden en las sombras, me saturan
a gritos, me silencian, me aprietan, me estiran, me cubren de capas, capas y más
capas ajustadas, cortes en mi piel, me pintan, me emborronan, parte de mi ser pierde
lucidez, otra capa más, grito de dolor enfocado…me siento mal, creo que no puedo
más…quién me hace esto…por qué…me analizan, me auscultan, me comparan con
mi otra,…oigo un clic,…me eliminan.

No me vieron, sólo miraron, lo que había en mí era desconocido para ellos, quisieron
borrarlo, transformarlo, qué se yo…me sometieron a tantas pruebas…que no
volví a mi ser,…me convirtieron en un ente sin alma,…mi sencillez manchada
de abalorios,…mi profundidad de sentimientos embutida con miles de piedras
arrojadas…no querían ver el fondo.

Hicieron bien al comparar, la salvada es mi antes, lo que fui, yo ahora soy el después,
clausurado,…no me importa, algo bueno hicieron al menos.

La otra vuelve a ser la que alguien capturó, hace mucho…a la que tantas miradas se
dirigen para evocar recuerdos, la que alguien supo apresar en el justo instante,…fue
en una sencilla cena familiar, cuando todas las sonrisas le miraron, yo nací…

La Fotografía de aquella Nochebuena me nombraron.



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Navidad vivida y porvenir

Ahora la vida es dura, y además ha perdido la sencillez.

Hasta hace unos años, la caverna platónica parecía el hogar de nuestra conciencia,
por lo que resultaba difícil entrever la realidad en una pared de apariencias,…quizá de
ahí la tristeza.

“Casi había de todo”, y el himno a la individualidad, a lo innovador, a lo original, al
pleno de posibilidades, nos sumergía en una vida en la que la rapidez, la inmediatez
y el ruido eran medios para no pensar, para llenar los vacíos antes de que se
produjeran. Dividíamos nuestra vida en parcelas, cada una de las cuales intentábamos
mantener a flote, a veces con malabarismos imposibles. Cuando conseguíamos
aquello que colmaba nuestros anhelos nos sentíamos alguien, pero eran instantes,
nuevamente aparecían los ecos de voces que nos recordaban quiénes éramos, el
ruido, la información, las imágenes, desataban nuevos anhelos con promesas de
infinitud. El calendario ya no señalaba fechas anheladas, cualquier día era bueno para
sorber tragos amargos de felicidad perecedera. Saturados de vacuas celebraciones,
la Navidad era un tiempo más, unas hojas a pasar, con la inercia de colmar vacíos,
sin que la felicidad prometida por sinfonías de colores, apareciera…soledades en
compañía pasajera.

Ahora, desde hace unos años, nuestra conciencia parece despertar y esforzarse por
eliminar apariencias, la sinceridad se expresa, lo necesario es lo que debe ser, el
conocimiento va uniéndonos, reparcelamos nuestras vidas para la unidad,…ligereza
de equipaje se requiere, colmados de ideas se precisan…soledades compañeras se
solicitan…, jornal y sustento han vuelto al diccionario, hogar se necesita,…que vuelvan
fechas anheladas y sentidas al calendario…que no nos quiten el abono del coraje y las
ganas de vivir,… que miedo y hambre sean pasado…que la sencillez y lo espontáneo
resurjan para poder seguir…



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La Navidad en escala de grises

Navidad escala de grises

La luz que incide sobre lo que existe es atrapada por nuestra retina. Pero,…acaso no seremos nosotros los atrapados por haces de colores que tiñen la realidad según el diseño que de nuestra vida nos quieren hacer.

La fiesta se pinta de color, uniformes llamativos, adornos rebozados, encuentros
gritados, venta de sueños, trileros legales que hacen del otro un botín a conquistar
sin siquiera mostrar donde quedó la bolita, cancionero subliminar que despierta
emociones íntimas para el mercadeo de ilusiones,…todo es bonito, decorado preciso
para el muestrario de apariencias…el color plastificado para captar, retener, secuestrar
a la mirada desprevenida que solo paseaba…

La paleta de colores que la naturaleza nos ofreció es amplia y desinteresada, estuvo
ahí desde siempre para ser contemplada, con mirada serena, con mirada relajada para
comprender su mensaje, con mirada atenta y crítica para ir más allá del continente y
descubrir el contenido.

El color en la naturaleza es una invitación a un viaje, para, entrecerrando nuestros
ojos, reducido todo a una escala de grises, contemplar las líneas, las texturas, los
tonos y los volúmenes que conforman la estructura que sostiene la vida, y abriendo de
nuevo nuestra mirada respirar profundamente el color de la existencia.

La línea de una mirada, la textura de una caricia, el tono de un susurro, el volumen
de un abrazo…son tantas las metáforas que podrían cimentar nuestra existencia, son
tantas las pinceladas sinceras que podrían colorearla.

Por qué no ver la Navidad en escala de grises…



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Amigo, después de Navidad…

…hasta mañana,…se despedía.

Me pidió que le ayudara a redactar sus últimas voluntades. Se sabía mal y que cualquier mañana no habría mañana para él. No fui capaz de decir No,…me decidí al pensar que podría ser una buena excusa para compartir un tiempo, y que él apreciaría ese espacio común.

Cayó y se levantó, recayó, se resistió…tenía muchas cosas por hacer, decía.

Yo, poco antes de una Navidad, de golpe caí. No me faltó su llamada de aliento, ¡no te vengas abajo!, me decía…No volvimos a vernos.

Poco después de esa Navidad, una noche faltó su llamada.

Otra noche más sin su llamada.

Llamé,…sin respuesta. No me hizo falta,…yo sabía. Conocía sus últimas voluntades,…quería irse solo, sin flores, sin epitafio…no quería molestar, decía. Aún conservo los varios borradores que redactamos, y me alegra no haber dicho No, porque aunque desconozco dónde fue a reposar, conozco el nombre del lugar que él quería.

Y allí me gusta hacerle, disfrutando viendo a sus abueletes sentados en los bancos, los niños y niñas dando saltos en los charcos, los “Rodrigos de Triana” siempre señalando, como le gustaba decir de los niños en sus carros, las pequeñas grandes cosas que tanto le alentaron…y también, porqué no decirlo, gritando con genio para reclamar lo que le negaron.

Fue antes de una Navidad el reencuentro y fue después de una Navidad la desped…no, no la hubo, por eso todavía suena el timbre de su llamada…”Buenas noches,…que estrenéis cada día…, y no te vengas abajo…hasta mañana,…se despedía”.



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Amigo… ¿solo en Navidad?

Navidad solo

Tuve un amigo. Muchos años sin vernos. Alguna llamada esporádica. Rumbos
con distinta deriva,…suele ocurrir. Su opción de vida fue aceptar la soledad como
principio de compromiso hacia los demás. Estaba solo, vivía solo, pensaba solo, era
libre de pensamiento y palabra, pero creo que un poco esclavo de sí mismo y sus
convicciones. Ayudaba, era su deber congénito, más allá de su propia salud.

Una de esas llamadas inesperadas provocó el reencuentro. Fue poco antes
de una Navidad. Vemos el paso del tiempo en el espejo que es el otro…pero
curiosamente las palabras surgieron como si ayer fuese hoy, no hubo intermediarios
ni fueron necesarios intérpretes. Un café, habló, yo escuché. Se encontraba
mal,…físicamente…un corazón muy debilitado, y emocionalmente…ese mismo
corazón tan debilitado. Sabía que pronto se marcharía, pero no renunciaba a las
obligaciones creadas y quería dejar todo claro antes de partir.

No fue un compromiso navideño. Algo hubo que trascendió el encuentro. A partir de
ahí nació un hábito,…hablar. Todas las noches una llamada, una conversación del
día. A veces yo no podía contestar, otras no me encontraba para contestar…mensaje
metálico…¿dónde estáis? decía,…y para qué pregunto?…qué más da…sólo quería
desearos buenas noches,…y ya está…ya me siento feliz…que estrenéis siempre el
nuevo día. Hasta mañana,…se despedía.



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QR Navidad

Feliz Navidad 2012

Aquellos animales representados, aquellos hombres con arcos y flechas dibujados, son iconos que plasmaban la realidad existente Aquellas manos pintadas en las cuevas nos hablaban de hombres, son indicios de que estuvieron allí, mas no son ellos. Otras pinturas son símbolos, con su abstracción es difícil reconocer la idea representada, porque en cierta medida desconocemos el código, y la “piedra  rosetta”  del inicio de la humanidad aún se está desenterrando.

Desde el Principio, la necesidad de comunicación con sus compañeros de viaje y con lo trascendente ha activado la capacidad creativa del ser humano en su deseo de encontrar respuestas a lo sentido, intuido y tal vez soñado. Iconos, indicios y símbolos son recursos que sorprendentemente desde siempre, y aún “evolucionados”, venimos empleando. Cambian las representaciones, los motivos, los escenarios…pero las necesidades…las mismas.

De la relación con el otro y con “lo otro”, surgió la palabra, quizá el símbolo creado que con su abstracción llevó a la humanidad a establecer el primer acuerdo, crear un código por todos conocidos para saber a qué nos referimos cuando nombramos. Surgió el diálogo, que con la intervención de la razón requiere esfuerzo de atención al otro para una respuesta acertada; también la conversación, que con su tono más relajado deja paso a la imaginación, la fantasía y los sueños…

La Palabra media entre los hombres, y en esta nuestra sociedad actual, cargada de iconos, indicios y símbolos, que apuntan directamente a los cinco sentidos, no deberíamos olvidar el “sentido común”, ó nuestro “común sentir”, aquél que nos debe alertar cuando derivamos el rumbo alejándonos del que debería conducir a la meta más preciada,…esa que tan inalcanzable nos parece ó nos la quieren hacer parecer con esta compraventa de inmediatez perecedera.

Que no nos resulte extraño por creerla imposible, desear una Feliz Navidad, porque…siempre nos queda la Palabra, tamiz por el que iconos, indicios y símbolos tienen su paso forzado si quieren ser comprendidos…

¡¡NO OLVIDAR SER FELIZ!!



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Navidad en bits

La pregunta lanzada en un foro venía a decir ¿se pueden representar las emociones en bits?

No seguí el debate que pudiera producirse en el citado foro, pero me resultó inevitable reflexionar siguiendo la pregunta, no sin advertir mi desconcierto inicial.

No cabe duda de la realidad digital. Derivado del inglés digit que significa cifra, número, lo digital emplea el sistema de numeración binario en el que ceros y unos son memorizados y gestionados como niveles de corriente, transformando la realidad para que ésta pueda ser entendida por los circuitos de ordenadores y memorias. La simplicidad, la inmediatez, buscada en el lenguaje digital y la programación, lleva a utilizar el concepto de  “interruptores”, apagado o encendido, dos valores representados en la unidad más pequeña que es el bit (derivado del inglés binary digit), que puede presentar dos valores 0 y 1, abierto o cerrado. Esto ha facilitado la creación de un lenguaje común e intercambiable entre ordenadores, cámaras fotográficas, televisión, móviles…aquellos objetos destinados en principio a hacer nuestra cotidianeidad más sencilla, cómoda, ágil, placentera,…todo al alcance de un clic,…es lo que se promociona para la felicidad. Y no deja de estar bien…pero…

…ceros o unos, apagado ó encendido, bueno ó malo, todo ó nada, razón ó sentimiento, locura ó cordura, amor ó desamor, útil ó inútil, alegría ó tristeza, amigo ó enemigo, en pie ó en el suelo, riqueza ó miseria, aprecio ó desprecio, grito ó silencio,…y quizás lo peor, usar y tirar…,¿no nos estaremos dejando llevar por unas categorías de lenguaje que no nos pertenece?, ¿dónde los estados intermedios?, ¿dónde los sentimientos encontrados, las preguntas sin respuesta, los llantos de alegría, las sonrisas tristes, la condición contradictoria del ser humano?, ¿somos tan simples e inmediatos?, ¿no nos es propio un lenguaje más rico y complejo?

Bits, bytes, megabytes, gigas…qué cotidiano, útil y fácil de entender nos esta resultando…pero…y si llegado un momento hacemos “clic” y no alcanzamos, ¿qué haremos? Por si acaso tengamos siempre papel y lápiz a mano, o mejor nuestra conciencia despierta, al menos podremos escribir emocionados aquello que decía “Queridos Reyes Magos,…” sin miedo a un “bit bloqueado”.



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La receta para disfrutar del día de Reyes

Reyes Magos

Ingredientes: 

Silencio

Preparación:

Aléjese todo lo que pueda de luces, colores, cabalgatas, vitrinas de apariencias, andares acelerados, escaleras mecánicas que no van al cielo, torrentes de sonidos, arroyos de desmesura, papeles que envuelven, lazos rotos…

Aunque no es lo preceptivo, deje por un instante de habitar el presente. Busque aquel lugar de su memoria donde arropados por el silencio viven sus abuelos, sus padres, sus hermanos, sus amigos, la niñez que fue…hágales una visita, no tenga miedo. Se trata sólo de pasar un ratito allí, acompañado sólo de usted mismo, al calor de la conciencia. Haga una lista detallada de todo lo que vea, y con un poco de esfuerzo intente redescubrir cuál fue su primer regalo, el que recibió y el que ofreció. Quizá si habla con su infancia ésta le de alguna pista…

Y ya está,…vuelva a caminar al ritmo que desee por las aceras de este tiempo,…pero…haga una lista detallada de todo lo que vea, anote con esmero cuál fue su último regalo, el que recibió y el que ofreció…

Es muy posible que con esta sencilla receta nos encontremos cara a cara con la Vida, nuestro primer y último regalo,…lo demás…sólo equipaje…



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